Heme acá tratando de comentar una incertidumbre total para mí; no obstante, una realidad que tenemos todos, en todos los niveles y que en dos ocasiones he visto enrostrada en mis cinco sentidos. Hace muchos años, la mamá de una amiga me comentó: “Serías el más traicionero si no optaras por tus amigos, primero, cuando en tus actos y acciones está la lealtad condicionando el éxito”. Luego, observé por la televisión cuando increpaban a uno de los supremos ante las supuestas irregularidades en el C.B.R.: “pero si un padre tiene que velar por el futuro de su hijo. Yo me multiplico, ¿usted no?”
Ahora, pienso en el Gobierno de mi país y sus innumerables recovecos. Sus tres pilares gigantescos de poder y los cientos de tensores ministeriales que dependen de ellos y, así, todo hace un gran puente para lograr el tránsito de las generaciones desde un lugar a otro en el tiempo de la política nacional. Logrando entender que: muchos están preparados para las demoliciones y desintegraciones estructurales, más no así para determinar un viaducto que se emprenda ante tanto macabro escenario.
No puedo dejar de mencionar que la empresa privada, en esto, no es menos. A los seres que les toca ver una ínfima parte de su gestión, siempre encontrarán que las cosas están hechas con la pureza de las acciones y no pueden, siquiera, ver que son burbujas dentro de un estanque bien turbio. Tanto las leyes, como las consensuadas reglas del mercado y las apetencias particulares de asegurar el porvenir, hacen del conjunto privado y sus prácticas, un excelso representante del descalabro social en Chile.
A la sazón, en esto del problema de los probos y los traslúcidos, no son ellos los que tienen el dolo mayor. Sin lugar a dudas que, a altas esferas, existen condiciones que se estilan al más puro ritmo de las presiones, amenazas y lobbys para concretar algo con la nación y sus potentes recursos. Entonces, ¿qué se puede hacer para evitar que esto continúe y mantenga a las prácticas políticas, privadas y externas en el eterno conflicto de la probidad general?
Sin tener más que unos cuantos segundos de experiencia, en muchos tópicos, me he dado cuenta que la forma más factible es atacar desde adentro. Utilizar la TGS (teoría general de sistemas) en forma invertida e ir presionando hacia fuera. Siendo Chileprimero y su innovadora red política, la mejor instancia para emprender ese rumbo a las mejoras de gobierno que todos estamos necesitando.
Será una instancia, sin precedentes, cuando los chileprimeristas inunden las acciones de un gobierno comunal, por ejemplo. Será ahí cuando se necesitarán de chilenos probo-activos que entiendan que: la sanidad de un sistema comienza internamente. Comenzar a desaparecer las entropías y sanear cuanta falla produzca error, para obedecer al llamamiento de velar por un Chile evolutivo, progresivo y políticamente bien gestionado.
Sin más que acotar, me despido,
Atte.
Héctor Samuel Quijada Olguín
Chileprimerista desde el 12 de mayo de 2007.
Maipú, cuna de la patria.
Heme acá tratando de comentar una incertidumbre total para mí; no obstante, una realidad que tenemos todos, en todos los niveles y que en dos ocasiones he visto enrostrada en mis cinco sentidos. Hace muchos años, la mamá de una amiga me comentó: “Serías el más traicionero si no optaras por tus amigos, primero, cuando en tus actos y acciones está la lealtad condicionando el éxito”. Luego, observé por la televisión cuando increpaban a uno de los supremos ante las supuestas irregularidades en el C.B.R.: “pero si un padre tiene que velar por el futuro de su hijo. Yo me multiplico, ¿usted no?”
Ahora, pienso en el Gobierno de mi país y sus innumerables recovecos. Sus tres pilares gigantescos de poder y los cientos de tensores ministeriales que dependen de ellos y, así, todo hace un gran puente para lograr el tránsito de las generaciones desde un lugar a otro en el tiempo de la política nacional. Logrando entender que: muchos están preparados para las demoliciones y desintegraciones estructurales, más no así para determinar un viaducto que se emprenda ante tanto macabro escenario.
No puedo dejar de mencionar que la empresa privada, en esto, no es menos. A los seres que les toca ver una ínfima parte de su gestión, siempre encontrarán que las cosas están hechas con la pureza de las acciones y no pueden, siquiera, ver que son burbujas dentro de un estanque bien turbio. Tanto las leyes, como las consensuadas reglas del mercado y las apetencias particulares de asegurar el porvenir, hacen del conjunto privado y sus prácticas, un excelso representante del descalabro social en Chile.
A la sazón, en esto del problema de los probos y los traslúcidos, no son ellos los que tienen el dolo mayor. Sin lugar a dudas que, a altas esferas, existen condiciones que se estilan al más puro ritmo de las presiones, amenazas y lobbys para concretar algo con la nación y sus potentes recursos. Entonces, ¿qué se puede hacer para evitar que esto continúe y mantenga a las prácticas políticas, privadas y externas en el eterno conflicto de la probidad general?
Sin tener más que unos cuantos segundos de experiencia, en muchos tópicos, me he dado cuenta que la forma más factible es atacar desde adentro. Utilizar la TGS (teoría general de sistemas) en forma invertida e ir presionando hacia fuera. Siendo Chileprimero y su innovadora red política, la mejor instancia para emprender ese rumbo a las mejoras de gobierno que todos estamos necesitando.
Será una instancia, sin precedentes, cuando los chileprimeristas inunden las acciones de un gobierno comunal, por ejemplo. Será ahí cuando se necesitarán de chilenos probo-activos que entiendan que: la sanidad de un sistema comienza internamente. Comenzar a desaparecer las entropías y sanear cuanta falla produzca error, para obedecer al llamamiento de velar por un Chile evolutivo, progresivo y políticamente bien gestionado.
Sin más que acotar, me despido,
Atte.
Héctor Samuel Quijada Olguín
Chileprimerista desde el 12 de mayo de 2007.
Maipú, cuna de la patria.